4
Entonces los astrólogos respondieron al rey en arameo:
—¡Que viva el rey! Cuéntenos el sueño y nosotros le diremos lo que significa.
5
Pero el rey respondió a los astrólogos:
—Les digo esto en serio. Si no me dicen lo que soñé y lo que significa, ¡los haré despedazar y convertiré sus casas en un montón de escombros!
6
Pero si me dicen lo que soñé y lo que significa, les daré muchos honores y regalos maravillosos. ¡Solo díganme lo que soñé y lo que significa!
7
Ellos volvieron a decirle:
—Por favor, su Majestad, cuéntenos el sueño y nosotros le diremos lo que significa.
8
El rey respondió:
—¡Ya sé lo que se proponen! Están tratando de ganar tiempo porque saben que hablo en serio cuando digo:
9
“¡Si no me cuentan el sueño, están condenados!”. Así que han conspirado para mentirme, con la esperanza de que yo cambie de idea, pero cuéntenme el sueño y entonces sabré que pueden explicarme el significado.
10
Los astrólogos respondieron al rey:
—¡No hay nadie en la tierra que pueda decirle al rey lo que soñó! ¡Y ningún rey, por grande y poderoso que sea, jamás pidió tal cosa a sus magos, brujos o astrólogos!
11
Es imposible cumplir con lo que el rey exige. Nadie, excepto los dioses, puede contar al rey su sueño, pero los dioses no habitan entre los hombres.
12
Cuando el rey oyó esto, se enfureció y mandó a ejecutar a todos los sabios de Babilonia.
13
Entonces, debido al decreto del rey, enviaron hombres para que encontraran y mataran a Daniel y a sus amigos.
14
Cuando Arioc, comandante de la guardia real, llegó a matarlos, Daniel manejó la situación con sabiduría y discreción.
15
Le preguntó a Arioc: «¿Por qué emitió el rey un decreto tan severo?». Entonces Arioc le contó todo lo que había sucedido.
16
Daniel fue a ver al rey inmediatamente y le pidió más tiempo para comunicarle el significado del sueño.
17
Entonces Daniel regresó a casa y contó a sus amigos Ananías, Misael y Azarías lo que había ocurrido.
18
Les rogó que pidieran al Dios del cielo que tuviera misericordia y les revelara el secreto, para que no fueran ejecutados junto con los demás sabios de Babilonia.
19
Esa noche el misterio le fue revelado a Daniel en una visión. Entonces alabó al Dios del cielo
20
y dijo:
«Alabado sea el nombre de Dios por siempre y para siempre,
porque a él pertenecen toda la sabiduría y todo el poder.
21
Él controla el curso de los sucesos del mundo;
él quita reyes y pone otros reyes.
Él da sabiduría a los sabios
y conocimiento a los estudiosos.
22
Él revela cosas profundas y misteriosas
y conoce lo que se oculta en la oscuridad,
aunque él está rodeado de luz.
23
Te agradezco y te alabo, Dios de mis antepasados,
porque me has dado sabiduría y fortaleza.
Me revelaste lo que te pedimos
y nos diste a conocer lo que el rey exigía».
24
Daniel interpreta el sueño
Entonces Daniel fue a ver a Arioc, a quien el rey había ordenado ejecutar a los sabios de Babilonia. Daniel le dijo: «No mates a los sabios. Llévame ante el rey y le explicaré el significado de su sueño».
25
Enseguida Arioc llevó a Daniel ante el rey y anunció: «¡Entre los cautivos de Judá, encontré a uno que le dirá al rey el significado de su sueño!».
26
Entonces el rey le preguntó a Daniel (también llamado Beltsasar):
—¿Es cierto? ¿Puedes decirme lo que soñé y lo que mi sueño significa?
27
Daniel contestó:
—No hay sabios, brujos, magos ni adivinos que puedan dar a conocer el secreto del rey;
28
pero hay un Dios en el cielo, quien revela secretos y le ha dado a conocer al rey Nabucodonosor lo que ocurrirá en el futuro. Ahora le diré lo que soñó y las visiones que vio mientras estaba acostado en su cama.
29
»Mientras su Majestad dormía, soñó sobre sucesos futuros. Aquel que da a conocer los secretos le ha mostrado a usted lo que ocurrirá.
30
Y no es porque yo sea más sabio que los demás que conozco el secreto de su sueño, sino porque Dios quiere que su Majestad entienda lo que estaba en su corazón cuando soñó.
31
»En su visión, su Majestad vio frente a sí una enorme estatua resplandeciente de un hombre; daba terror verla.
32
La cabeza de la estatua era de oro fino. El pecho y los brazos eran de plata, el vientre y los muslos de bronce,
33
las piernas eran de hierro y los pies eran una mezcla de hierro y barro cocido.
34
Mientras usted observaba, una roca de una montaña fue cortada, pero no por manos humanas. La roca golpeó los pies de hierro y barro, y los hizo pedazos.