17
Pues esas reglas son solo sombras de la realidad que vendrá. Y Cristo mismo es esa realidad.
18
No dejen que los condene ninguno de aquellos que insisten en una religiosa abnegación o en el culto a los ángeles,
al afirmar que han tenido visiones sobre estas cosas. Su mente pecaminosa los ha llenado de arrogancia
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y no están unidos a Cristo, la cabeza del cuerpo. Pues él mantiene todo el cuerpo unido con las articulaciones y los ligamentos, el cual va creciendo a medida que Dios lo nutre.
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Ustedes han muerto con Cristo, y él los ha rescatado de los poderes espirituales de este mundo. Entonces, ¿por qué siguen cumpliendo las reglas del mundo, tales como:
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«¡No toques esto! ¡No pruebes eso! ¡No te acerques a aquello!»?
22
Esas reglas son simples enseñanzas humanas acerca de cosas que se deterioran con el uso.
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Podrán parecer sabias porque exigen una gran devoción, una religiosa abnegación y una severa disciplina corporal; pero a una persona no le ofrecen ninguna ayuda para vencer sus malos deseos.