3
David les preguntó:
—¿Qué puedo hacer por ustedes? ¿Cómo puedo compensarlos para que ustedes vuelvan a bendecir al pueblo del Señor
?
4
—Bueno, el dinero no puede resolver este asunto entre nosotros y la familia de Saúl —le contestaron los gabaonitas—. Tampoco podemos exigir la vida de cualquier persona de Israel.
—¿Qué puedo hacer entonces? —preguntó David—. Solo díganme, y lo haré por ustedes.
5
Ellos respondieron:
—Fue Saúl quien planeó destruirnos, para impedir que tengamos un lugar en el territorio de Israel.
6
Así que entréguennos siete hijos de Saúl, y los ejecutaremos delante del Señor
en Gabaón en el monte del Señor
.
—Muy bien —dijo el rey— lo haré.
7
Debido al juramento que David y Jonatán habían hecho delante del Señor
, el rey le perdonó la vida a Mefiboset,
el hijo de Jonatán, nieto de Saúl.
8
Sin embargo, les entregó a los dos hijos de Saúl, Armoni y Mefiboset, cuya madre fue Rizpa la hija de Aja. También les entregó a los cinco hijos de la hija de Saúl, Merab,
la esposa de Adriel, hijo de Barzilai de Mehola.
9
Los hombres de Gabaón los ejecutaron en el monte delante del Señor
. Los siete murieron juntos al comienzo de la cosecha de la cebada.
10
Después Rizpa, la hija de Aja y madre de dos de los hombres, extendió una tela áspera sobra una roca y permaneció allí toda la temporada de la cosecha. Ella evitó que las aves carroñeras despedazaran los cuerpos durante el día e impidió que los animales salvajes se los comieran durante la noche.
11
Cuando David supo lo que había hecho Rizpa, la concubina de Saúl,
12
fue a ver a la gente de Jabes de Galaad para recuperar los huesos de Saúl y de su hijo Jonatán. (Cuando los filisteos mataron a Saúl y a Jonatán en el monte Gilboa, la gente de Jabes de Galaad robó sus cuerpos de la plaza pública de Bet-sán donde los filisteos los habían colgado).
13
De esa manera David obtuvo los huesos de Saúl y Jonatán, al igual que los huesos de los hombres que los gabaonitas habían ejecutado.