10
»De modo que lo maté —dijo el amalecita a David—, porque me di cuenta de que no iba a vivir. Luego tomé su corona y su brazalete y se los he traído a usted, mi señor.
11
Al escuchar las noticias, David y sus hombres rasgaron sus ropas en señal de dolor.
12
Hicieron duelo, lloraron y ayunaron todo el día por Saúl y su hijo Jonatán, también por el ejército del Señor
y por la nación de Israel, porque ese día habían muerto a espada.
13
Luego David le dijo al joven que trajo la noticia:
—¿De dónde eres?
—Soy un extranjero —contestó—, un amalecita que vive en su tierra.
14
—¿Y cómo no tuviste temor de matar al ungido del Señor
? —le preguntó David.
15
Entonces le ordenó a uno de sus hombres:
—¡Mátalo!
Enseguida el hombre le clavó su espada al amalecita y lo mató, y David dijo:
16
—Te condenaste a ti mismo al confesar que mataste al ungido del Señor
.
17
Canto de David por Saúl y Jonatán
David compuso un canto fúnebre por Saúl y Jonatán,
18
y ordenó que se lo enseñaran al pueblo de Judá. Es conocido como el
y está registrado en
:
19
¡Oh Israel, tu orgullo y tu alegría yacen muertos en las colinas!
¡Oh, cómo han caído los héroes poderosos!
20
No lo anuncien en Gat,
ni lo proclamen en las calles de Ascalón,
o las hijas de los filisteos se alegrarán
y los paganos se reirán con aires de triunfo.