12
Entonces algunos líderes de Israel
—Azarías, hijo de Johanán; Berequías, hijo de Mesilemot; Ezequías, hijo de Salum y Amasa, hijo de Hadlai— estuvieron de acuerdo con esto y se enfrentaron a los hombres que regresaban de la batalla.
13
«¡No deben traer aquí a los prisioneros! —exclamaron—. ¡De ninguna manera nos conviene aumentar nuestros pecados y culpas! Nuestra culpa ya es muy grande, y la ira feroz del Señor
ya se ha vuelto contra Israel».
14
Entonces los guerreros pusieron en libertad a los prisioneros y entregaron el botín en presencia de los líderes y de todo el pueblo.
15
Luego los cuatro hombres recién mencionados por nombre pasaron adelante y les repartieron ropa del botín a los prisioneros que estaban desnudos. Los proveyeron de ropa y sandalias, les dieron suficiente comida y bebida, y les cubrieron las heridas con aceite de oliva. A los que estaban débiles los montaron en burros y llevaron a todos los prisioneros de regreso a su propia gente en Jericó, la ciudad de las palmeras. Después regresaron a Samaria.
16
Acaz cierra el templo
En ese tiempo el rey Acaz de Judá pidió ayuda al rey de Asiria.
17
Los ejércitos de Edom habían invadido nuevamente Judá y habían tomado prisioneros.
18
Por su parte, los filisteos habían asaltado las ciudades de Judá situadas en las colinas
y en el Neguev. Ya habían tomado y ocupado Bet-semes, Ajalón, Gederot, Soco con sus aldeas, Timna con sus aldeas y Gimzo con sus aldeas.
19
El Señor
estaba humillando a Judá por causa de Acaz, rey de Judá,
pues este había incitado a su pueblo a que pecara y le había sido totalmente infiel al Señor
.
20
Así que cuando llegó Tiglat-pileser,
rey de Asiria, atacó a Acaz en lugar de ayudarlo.
21
Acaz tomó objetos valiosos del templo del Señor
, del palacio real y de las casas de los funcionarios y se los entregó al rey de Asiria como tributo; pero no le sirvió de nada.
22
Aun durante este tiempo de dificultades, el rey Acaz siguió rechazando al Señor
.