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Cuando Saúl y los israelitas lo escucharon, quedaron aterrados y profundamente perturbados.
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Isaí envía a David al campamento de Saúl
Ahora bien, David era hijo de un hombre llamado Isaí, un efrateo de Belén, en la tierra de Judá. En ese tiempo Isaí era anciano y tenía ocho hijos.
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Sus tres hijos mayores —Eliab, Abinadab y Simea—
ya se habían unido al ejército de Saúl para pelear contra los filisteos.
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David era el menor de los hijos. Sus tres hermanos mayores se quedaron con el ejército de Saúl,
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pero David iba y venía para ayudar a su padre con las ovejas en Belén.
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Durante cuarenta días, cada mañana y cada tarde, el campeón filisteo se paseaba dándose aires delante del ejército israelita.
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Un día, Isaí le dijo a David: «Toma esta canasta
de grano tostado y estos diez panes, y llévaselos de prisa a tus hermanos.
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Y dale estos diez pedazos de queso a su capitán. Averigua cómo están tus hermanos y tráeme un informe de cómo les va».
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Los hermanos de David estaban con Saúl y el ejército israelita en el valle de Ela, peleando contra los filisteos.
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Así que temprano a la mañana siguiente, David dejó las ovejas al cuidado de otro pastor y salió con los regalos, como Isaí le había indicado. Llegó al campamento justo cuando el ejército de Israel salía al campo de batalla dando gritos de guerra.
21
Poco tiempo después las fuerzas israelitas y filisteas quedaron frente a frente, ejército contra ejército.