5 »Además, tú ya sabes lo que me hizo Joab, hijo de Sarvia, cuando mató a mis dos comandantes del ejército: a Abner, hijo de Ner, y a Amasa, hijo de Jeter. Él fingió que fue un acto de guerra, pero estábamos en tiempo de paz,
con lo cual manchó con sangre inocente
su cinto y sus sandalias.
6 Haz con él lo que mejor te parezca, pero no permitas que envejezca y vaya a la tumba en paz.
7 »Sé bondadoso con los hijos de Barzilai, de Galaad. Haz que sean invitados permanentes en tu mesa, porque ellos me cuidaron cuando yo huía de tu hermano Absalón.
8 »Acuérdate de Simei, hijo de Gera, el hombre de Bahurim de la tribu de Benjamín. Él me maldijo con una maldición terrible cuando yo escapaba hacia Mahanaim. Cuando vino a verme al río Jordán, yo le juré por el Señor
que no lo mataría;
9 pero ese juramento no lo hace inocente. Tú eres un hombre sabio y sabrás cómo darle una muerte sangrienta».
10 Luego David murió y fue enterrado con sus antepasados en la Ciudad de David.
11 David reinó en Israel durante cuarenta años, siete de ellos en Hebrón y treinta y tres en Jerusalén.
12 Salomón lo sucedió y se sentó en el trono de David, su padre, y su reino se estableció firmemente.
13 Salomón establece su gobierno
Cierto día Adonías, cuya madre era Haguit, fue a ver a Betsabé, la madre de Salomón.
—¿Vienes en son de paz? —le preguntó Betsabé.
—Sí —contestó él—, vengo en paz.
14 Quiero pedirte un favor.
—¿De qué se trata? —le preguntó ella.
15 Él contestó:
—Como sabes, el reino me correspondía a mí; todo Israel quería que yo fuera el siguiente rey. Pero todo cambió, y el reino pasó a mi hermano porque el Señor
así lo quiso.
16 Ahora solo tengo un favor que pedirte, no me lo niegues.
—¿De qué se trata? —preguntó ella.
17 Él contestó:
—Habla con el rey Salomón de mi parte, porque yo sé que él hará cualquier cosa que tú le pidas. Dile que me permita casarme con Abisag, la muchacha de Sunem.
18 —Está bien —respondió Betsabé—. Le hablaré al rey por ti.
19 Entonces Betsabé fue a ver al rey para hablarle en nombre de Adonías. El rey se levantó de su trono para recibirla y se inclinó ante ella. Cuando volvió a sentarse en su trono, ordenó que trajeran un trono para su madre, y ella se sentó a la derecha del rey.
20 —Tengo un pequeño favor que pedirte —le dijo ella—. Espero que no me lo niegues.
—¿De qué se trata, madre mía? —preguntó el rey—. Tú sabes que no te lo negaré.
21 —Entonces permite que tu hermano Adonías se case con Abisag, la muchacha de Sunem —contestó ella.
22 —¿Cómo es posible que tú me pidas que entregue a Abisag en matrimonio a Adonías? —preguntó el rey Salomón—. ¡Sería lo mismo que pedirme que le dé el reino! Tú sabes que él es mi hermano mayor y que tiene de su lado al sacerdote Abiatar y a Joab, hijo de Sarvia.
23 Entonces el rey Salomón hizo un juramento delante del Señor
diciendo:
—Que Dios me hiera e incluso me mate si Adonías no ha sellado su destino con esta petición.
24 El Señor
me ha confirmado y me ha puesto en el trono de David, mi padre; él ha establecido mi dinastía, tal como lo prometió. Por lo tanto, ¡tan cierto como que el Señor
vive, Adonías morirá hoy mismo!
25 Entonces el rey Salomón le ordenó a Benaía, hijo de Joiada, que lo ejecutara; y Adonías murió.
26 Luego el rey dijo al sacerdote Abiatar: «Regresa a tu casa, en Anatot. Mereces morir, pero no voy a matarte ahora porque tú cargaste el arca del Señor
Soberano para David, mi padre, y estuviste con él en todas sus dificultades».
27 De ese modo Salomón expulsó a Abiatar del cargo de sacerdote del Señor
, y así se cumplió la profecía que el Señor
había dado en Silo acerca de los descendientes de Elí.
28 Joab no se había unido anteriormente a la rebelión de Absalón, pero sí se había sumado a la rebelión de Adonías. Así que, al enterarse de la muerte de Adonías, corrió a la carpa sagrada del Señor
y se agarró de los cuernos del altar.
29 Cuando se lo informaron al rey, Salomón mandó a Benaía, hijo de Joiada, a ejecutarlo.
30 Benaía fue a la carpa sagrada del Señor
y le dijo a Joab:
—¡El rey te ordena que salgas!
Pero Joab respondió:
—No, aquí moriré.
Entonces Benaía regresó a ver al rey y le informó lo que Joab había dicho.
31 «Haz lo que él pide —respondió el rey—. Mátalo allí, junto al altar, y entiérralo. Así se borrará de la familia de mi padre la culpa de los asesinatos sin sentido que cometió Joab.
32 El Señor
le cobrará
las muertes de dos hombres que eran más justos y mejores que él, ya que mi padre no sabía nada de las muertes de Abner, hijo de Ner, comandante del ejército de Israel, y de Amasa, hijo de Jeter, comandante del ejército de Judá.
33 Que Joab y sus descendientes sean por siempre culpables de la sangre de ellos, y que el Señor
conceda paz a David, a sus descendientes, a su dinastía y a su trono para siempre».
34 Entonces Benaía, hijo de Joiada, volvió a la carpa sagrada y mató a Joab, y fue enterrado junto a su casa en el desierto.
35 Después, el rey nombró comandante del ejército a Benaía en lugar de Joab, y puso al sacerdote Sadoc en lugar de Abiatar.
36 Luego el rey mandó llamar a Simei y le dijo:
—Construye una casa aquí en Jerusalén y vive en ella pero no salgas de la ciudad por ningún motivo.
37 Pues el día que salgas y pases el valle de Cedrón, ciertamente morirás, y tu sangre volverá sobre tu propia cabeza.
38 Simei respondió:
—Tu sentencia es justa; haré todo lo que mi señor el rey mande.
Por lo tanto, Simei vivió en Jerusalén un largo tiempo.
39 Sin embargo, tres años después, dos esclavos de Simei se fugaron a Gat, donde reinaba Aquis, hijo de Maaca. Cuando Simei supo dónde estaban,
40 ensilló su burro y fue a Gat a buscarlos. Una vez que los encontró, los llevó de regreso a Jerusalén.
41 Salomón se enteró de que Simei había salido de Jerusalén, que había ido a Gat y regresado.
42 Así que el rey lo mandó llamar y le preguntó: «¿No te hice jurar por el Señor
y te advertí que no salieras a ninguna parte, o de lo contrario, morirías? Y tú respondiste: “La sentencia es justa; haré lo que mandes”.
43 Entonces, ¿por qué no cumpliste tu juramento al Señor
ni obedeciste mi orden?».
44 El rey también le dijo: «Seguramente recordarás todas las maldades que le hiciste a mi padre David. Que ahora el Señor
traiga todo ese mal sobre tu cabeza;
45 pero que yo, el rey Salomón, reciba las bendiciones del Señor
, y que siempre haya un descendiente de David sentado en este trono, en presencia del Señor
».

La Biblia de las Américas (Español) BLA

1 Reyes 2:5 También sabes lo que me hizo Joab, hijo de Sarvia, lo que hizo a los dos jefes de los ejércitos de Israel, a Abner, hijo de Ner, y a Amasa, hijo de Jeter, a los cuales mató; también derramó sangre de guerra en tiempo de paz. Y puso sangre de guerra en el cinturón que le ceñía y en las sandalias que tenía en sus pies.

English Standard Version ESV

1 Kings 2:5 "Moreover, you also know what Joab the son of Zeruiah did to me, how he dealt with the two commanders of the armies of Israel, Abner the son of Ner, and Amasa the son of Jether, whom he killed, avenging in time of peace for blood that had been shed in war, and putting the blood of war on the belt around his waist and on the sandals on his feet.

La Biblia del Jubileo 2000 JBS

1 Reyes 2:5 Y ya sabes tú lo que me ha hecho Joab hijo de Sarvia, lo que hizo a dos generales del ejército de Israel, a Abner hijo de Ner, y a Amasa hijo de Jeter, los cuales él mató, derramando en paz la sangre de guerra, y poniendo la sangre de guerra en su talabarte que tenía sobre sus lomos, y en sus zapatos que tenía en sus pies

King James Version KJV

1 Kings 2:5 Moreover thou knowest also what Joab the son of Zeruiah did to me, and what he did to the two captains of the hosts of Israel, unto Abner the son of Ner, and unto Amasa the son of Jether, whom he slew, and shed the blood of war in peace, and put the blood of war upon his girdle that was about his loins, and in his shoes that were on his feet.

New King James Version NKJV

1 Kings 2:5 Moreover you know also what Joab the son of Zeruiah did to me, and what he did to the two commanders of the armies of Israel, to Abner the son of Ner and Amasa the son of Jether, whom he killed. And he shed the blood of war in peacetime, and put the blood of war on his belt that was around his waist, and on his sandals that were on his feet.

Nueva Versión Internacional NVI

1 Reyes 2:5 »Ahora bien, tú mismo sabes que Joab hijo de Sarvia derramó sangre en tiempo de paz como si estuviera en guerra, y mató a Abner hijo de Ner y a Amasá hijo de Jéter, los dos comandantes de los ejércitos israelitas, manchándose así de sangre las manos.

La Biblia Reina-Valera (Español) RVR

1 Reyes 2:5 Y ya sabes tú lo que me ha hecho Joab hijo de Sarvia, lo que hizo á dos generales del ejército de Israel, á Abner hijo de Ner, y á Amasa hijo de Jether, los cuales él mató, derramando en paz la sangre de guerra, y poniendo la sangre de guerra en su talabarte que tenía sobre sus lomos, y en sus zapatos que tenía en sus pies.

Sagradas Escrituras (1569) (Español) SEV

1 Reyes 2:5 Y ya sabes tú lo que me ha hecho Joab hijo de Sarvia, lo que hizo a dos generales del ejército de Israel, a Abner hijo de Ner, y a Amasa hijo de Jeter, los cuales él mató, derramando en paz la sangre de guerra, y poniendo la sangre de guerra en su talabarte que tenía sobre sus lomos, y en sus zapatos que tenía en sus pies.

Herramientas de Estudio para 1 Reyes 2:5-45