19
«Hagamos un tratado,
tú y yo, como hicieron tu padre y mi padre. Mira, te envío de regalo plata y oro. Rompe el tratado con el rey Baasa de Israel, para que me deje en paz».
20
Ben-adad aceptó la propuesta del rey Asa y envió a los comandantes de su ejército a atacar las ciudades de Israel. Ellos conquistaron las ciudades de Ijón, Dan, Abel-bet-maaca, toda Cineret y toda la tierra de Neftalí.
21
Apenas Baasa de Israel se enteró de lo que ocurría, abandonó el proyecto de fortificar Ramá y se retiró a Tirsa.
22
Entonces el rey Asa mandó una orden por todo Judá mediante la cual exigía que toda persona, sin excepción, ayudara a transportar las piedras de construcción y la madera que Baasa estaba usando para fortificar Ramá. Asa empleó esos mismos materiales para fortificar la ciudad de Geba en Benjamín y la ciudad de Mizpa.
23
Los demás acontecimientos del reinado de Asa —el alcance de su poder, todo lo que hizo y los nombres de las ciudades que construyó— están registrados en
En su vejez se enfermó de los pies.
24
Cuando Asa murió, lo enterraron con sus antepasados en la Ciudad de David.
Luego Josafat, hijo de Asa, lo sucedió en el trono.
25
Nadab gobierna en Israel
Nadab, hijo de Jeroboam, comenzó a gobernar Israel en el segundo año del reinado de Asa, rey de Judá; y reinó en Israel dos años.
26
Él hizo lo malo a los ojos del Señor
y siguió el ejemplo de su padre; continuó con los pecados que Jeroboam hizo cometer a Israel.
27
Tiempo después, Baasa, hijo de Ahías, de la tribu de Isacar, conspiró contra Nadab y lo asesinó mientras Nadab y el ejército de Israel sitiaban la ciudad filistea de Gibetón.
28
Baasa mató a Nadab en el tercer año del reinado de Asa, rey de Judá, y lo sucedió en el trono de Israel.
29
En cuanto subió al poder, Baasa masacró a todos los descendientes del rey Jeroboam, para que nadie de la familia real quedara con vida, tal como el Señor
había prometido acerca de Jeroboam por medio del profeta Ahías de Silo.