5
Y ustedes son las piedras vivas con las cuales Dios edifica su templo espiritual. Además, son sacerdotes santos.
Por la mediación de Jesucristo, ustedes ofrecen sacrificios espirituales que agradan a Dios.
6
Como dicen las Escrituras:
«Pongo en Jerusalén
una piedra principal,
elegida para gran honra,
y todo el que confíe en él
jamás será deshonrado»
.
7
Así es, ustedes, los que confían en él, reconocen la honra que Dios le ha dado; pero para aquellos que lo rechazan,
«La piedra que los constructores rechazaron
ahora se ha convertido en la piedra principal»
.
8
Además,
«Él es la piedra que hace tropezar a muchos,
es la roca que los hace caer»
.
Tropiezan porque no obedecen la palabra de Dios y por eso se enfrentan con el destino que les fue preparado.
9
Pero ustedes no son así porque son un pueblo elegido. Son sacerdotes del Rey,
una nación santa, posesión exclusiva de Dios. Por eso pueden mostrar a otros la bondad de Dios, pues él los ha llamado a salir de la oscuridad y entrar en su luz maravillosa.
10
«Antes no tenían identidad como pueblo,
ahora son pueblo de Dios.
Antes no recibieron misericordia,
ahora han recibido la misericordia de Dios»
.
11
Queridos amigos, ya que son «extranjeros y residentes temporales», les advierto que se alejen de los deseos mundanos, que luchan contra el alma.
12
Procuren llevar una vida ejemplar entre sus vecinos no creyentes. Así, por más que ellos los acusen de actuar mal, verán que ustedes tienen una conducta honorable y le darán honra a Dios cuando él juzgue al mundo.
13
Respeto por las autoridades
Por amor al Señor, respeten a toda autoridad humana, ya sea al rey como jefe de Estado
14
o a los funcionarios que él ha nombrado. Pues a ellos el rey los ha mandado a que castiguen a aquellos que hacen el mal y a que honren a los que hacen el bien.
15
La voluntad de Dios es que la vida honorable de ustedes haga callar a la gente ignorante que los acusa sin fundamento alguno.