1
Mis queridos hijos, les escribo estas cosas, para que no pequen; pero si alguno peca, tenemos un abogado que defiende nuestro caso ante el Padre. Es Jesucristo, el que es verdaderamente justo.
2
Él mismo es el sacrificio que pagó
por nuestros pecados, y no solo los nuestros sino también los de todo el mundo.
3
Podemos estar seguros de que conocemos a Dios si obedecemos sus mandamientos.
4
Si alguien afirma: «Yo conozco a Dios», pero no obedece los mandamientos de Dios, es un mentiroso y no vive en la verdad;
5
pero los que obedecen la palabra de Dios demuestran verdaderamente cuánto lo aman.
Así es como sabemos que vivimos en él.
6
Los que dicen que viven en Dios deben vivir como Jesús vivió.