10
Y no murmuren como lo hicieron algunos de ellos, y luego el ángel de la muerte los destruyó.
11
Esas cosas les sucedieron a ellos como ejemplo para nosotros. Se pusieron por escrito para que nos sirvieran de advertencia a los que vivimos en el fin de los tiempos.
12
Si ustedes piensan que están firmes, tengan cuidado de no caer.
13
Las tentaciones que enfrentan en su vida no son distintas de las que otros atraviesan. Y Dios es fiel; no permitirá que la tentación sea mayor de lo que puedan soportar. Cuando sean tentados, él les mostrará una salida, para que puedan resistir.
14
Por lo tanto, mis queridos amigos, huyan de la adoración a los ídolos.
15
Ustedes son personas razonables. Juzguen por sí mismos si lo que digo es cierto.
16
Cuando bendecimos la copa en la Mesa del Señor, ¿no participamos en la sangre de Cristo? Y, cuando partimos el pan, ¿no participamos en el cuerpo de Cristo?
17
Aunque somos muchos, todos comemos de un mismo pan, con lo cual demostramos que somos un solo cuerpo.
18
Piensen en el pueblo de Israel. ¿No estaban unidos al comer de los sacrificios del altar?
19
¿Qué es lo que trato de decir? ¿Que la comida ofrecida a ídolos tiene alguna importancia o que los ídolos son dioses verdaderos?
20
No, de ninguna manera. Lo que digo es que esos sacrificios se ofrecen a los demonios, no a Dios. Y no quiero que ustedes tengan parte con los demonios.
21
Ustedes no pueden beber de la copa del Señor y también de la copa de los demonios. No pueden comer de la Mesa del Señor y también de la mesa de los demonios.
22
¿Qué? ¿Acaso nos atreveremos a despertar los celos del Señor? ¿Piensan que somos más fuertes que él?
23
Ustedes dicen: «Se me permite hacer cualquier cosa»
, pero no todo les conviene. Dicen: «Se me permite hacer cualquier cosa», pero no todo trae beneficio.
24
No se preocupen por su propio bien, sino por el bien de los demás.
25
Así que pueden comer cualquier carne que se venda en el mercado sin preguntar nada por motivos de conciencia.
26
Pues «la tierra es del Señor
y todo lo que hay en ella»
.
27
Si alguien que no es creyente los invita a cenar a su casa, acepten la invitación si desean. Coman todo lo que les ofrezcan sin preguntar nada por motivos de conciencia.
28
(Pero supongamos que alguien les dice: «Esta carne se ofreció a un ídolo». No la coman, por respeto a la conciencia del que lo dijo.
29
Tal vez no sea una cuestión de conciencia para ustedes, pero lo es para la otra persona). Pues, ¿por qué tendría que ser restringida mi libertad por lo que piense otra persona?
30
Si puedo darle gracias a Dios por la comida y disfrutarla, ¿por qué debería ser condenado por comerla?