2
Dios celoso y vengador es el SEÑOR; vengador es el SEÑOR e irascible. El SEÑOR se venga de sus adversarios, y guarda rencor a sus enemigos.
3
El SEÑOR es lento para la ira y grande en poder, y ciertamente el SEÑOR no dejará impune al culpable. En el torbellino y la tempestad está su camino, y las nubes son el polvo de sus pies.
4
El reprende al mar y lo hace secar, y todos los ríos agota. Languidecen Basán y el Carmelo, y las flores del Líbano se marchitan.
5
Los montes tiemblan ante El, y los collados se derriten; sí, en su presencia se levanta la tierra, el mundo y todos los que en él habitan.
6
En presencia de su indignación, ¿quién resistirá? ¿Quién se mantendrá en pie ante el ardor de su ira? Su furor se derrama como fuego, y las rocas se despedazan ante El.
7
Bueno es el SEÑOR, una fortaleza en el día de la angustia, y conoce a los que en El se refugian.
8
Pero con inundación desbordante pondrá fin a Nínive, y perseguirá a sus enemigos aun en las tinieblas.
9
Lo que traméis contra el SEÑOR, El lo hará completa destrucción; no surgirá dos veces la angustia.
10
Porque ellos como espinos enmarañados, y ebrios con su bebida, serán consumidos como paja totalmente seca.
11
De ti ha salido el que ha tramado el mal contra el SEÑOR, un consejero perverso .
12
Así dice el SEÑOR: Aunque estén con todo su vigor y por más que sean muchos, aun así serán cortados y desaparecerán. Aunque te haya afligido, no te afligiré más.
13
Y ahora, quebraré su yugo de sobre ti, y romperé tus coyundas.
14
El SEÑOR ha dado una orden en cuanto a ti: No se perpetuará más tu nombre. De la casa de tus dioses arrancaré los ídolos y las imágenes de fundición. Yo prepararé tu sepultura, porque eres vil.
15
He aquí sobre los montes los pies del que trae buenas nuevas, del que anuncia la paz. Celebra tus fiestas, Judá, cumple tus votos. Porque nunca más volverá a pasar por ti el malvado; ha sido exterminado por completo.