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Y llevados de la corriente hacia una pequeña isla que se llama Clauda, apenas pudimos ganar el esquife
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el cual tomado, usaban de remedios, ciñendo la nave; y teniendo temor de que dieran en la Sirte, abajadas las velas, eran así llevados
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Mas siendo atormentados de una vehemente tempestad, al siguiente día alijaron
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y al tercer día nosotros, con nuestras manos, arrojamos las obras muertas de la nave
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Y no apareciendo sol ni estrellas por muchos días, y viniendo una tempestad no pequeña, ya era perdida toda la esperanza de nuestra salud
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Entonces Pablo, como hacía ya mucho que no comíamos, puesto en pie en medio de ellos, dijo: Fuera de cierto conveniente, oh varones, haberme oído, y no partir de Creta, y evitar este inconveniente y daño
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Mas ahora os amonesto que tengáis buen ánimo; porque ninguna pérdida de persona habrá de vosotros, sino solamente de la nave
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Porque esta noche ha estado conmigo el ángel del Dios del cual yo soy, y al cual sirvo
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diciendo: Pablo, no temas; es necesario que seas presentado delante de César; y he aquí, Dios te ha dado a todos los que navegan contigo
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Por tanto, oh varones, tened buen ánimo; porque yo confío en Dios que será así como me ha dicho
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con todo, es necesario que demos en una isla