4
Y su resplandor fue como la luz; cuernos le salían de su mano; y allí estaba escondida su fortaleza
5
Delante de su rostro iba mortandad, y de sus pies salían carbones encendidos
6
Se paró, y midió la tierra: miró, e hizo salir los gentiles; y los montes antiguos fueron desmenuzados, los collados antiguos; los caminos del mundo se humillaron a él
7
En nada vi las tiendas de Cusán; las tiendas de la tierra de Madián temblaron
8
¿Oh SEÑOR, contra los ríos te airaste? ¿Contra los ríos fue tu enojo? ¿Tu ira fue contra el mismo mar, Cuando subiste sobre tus caballos, y sobre tus carros de salud
9
Se descubrió enteramente tu arco; y los juramentos a las tribus, Palabra eterna, cuando partiste la tierra con ríos
10
Te vieron, y tuvieron temor los montes; pasó la inundación de las aguas; el abismo dio su voz, la hondura alzó sus manos
11
El sol y la luna se pararon en su estancia; a la luz de tus saetas anduvieron, y al resplandor de tu fulgente lanza
12
Con ira hollaste la tierra, con furor trillaste los gentiles
13
Saliste para salvar a tu pueblo, para salvar con tu Ungido. Traspasaste la cabeza de la casa del impío, desnudando el cimiento hasta el cuello. Selah
14
Horadaste con sus báculos las cabezas de sus villas, que como tempestad acometieron para derramarme; su orgullo era como para devorar al pobre encubiertamente