6
Abrí yo a mi amado; mas mi amado se había ido, había ya pasado; y tras su hablar salió mi alma: lo busqué, y no lo hallé; lo llamé, y no me respondió
7
Me hallaron los guardas que rondan la ciudad; me golpearon, me hirieron, me quitaron mi manto de encima los guardas de los muros
8
Yo os conjuro, oh doncellas de Jerusalén, si hallareis a mi amado, que le hagáis saber cómo de amor estoy enferma
9
¿Qué es tu amado más que los otros amados, oh la más hermosa de todas las mujeres? ¿Qué es tu amado más que los otros amados, que así nos conjuras
10
Mi amado es blanco y rubio, señalado entre los diez millares del ejército
11
Su cabeza, es como oro finísimo; sus cabellos crespos, negros como el cuervo
12
Sus ojos, son como palomas junto a los arroyos de las aguas, que se lavan con leche; como palomas que están junto a la abundancia
13
Sus mejillas, son como una era de especias aromáticas, como fragantes flores; sus labios, son como lirios que destilan mirra que trasciende
14
Sus manos, son como anillos de oro engastados de jacintos; su vientre, es como blanco marfil cubierto de zafiros
15
Sus piernas, son como columnas de mármol fundadas sobre basas de fino oro; su vista es como el Líbano, escogido como los cedros
16
Su paladar, dulcísimo: y todo él codiciable. Tal es mi amado, tal es mi compañero, oh doncellas de Jerusalén