2
Tus dientes, como manadas de trasquiladas ovejas, que suben del lavadero, todas con crías mellizas, y ninguna entre ellas estéril
3
Tus labios, como un hilo de grana, y tu habla hermosa; tus sienes, como cachos de granada a la parte adentro de tus guedejas
4
Tu cuello, como la torre de David, edificada para enseñar; mil escudos están colgados de ella, todos escudos de valientes
5
Tus dos pechos, como dos cabritos mellizos de gama, que son apacentados entre los lirios
6
Hasta que apunte el día y huyan las sombras, me iré al monte de la mirra, y al collado del incienso
7
Toda tú eres hermosa, oh compañera mía y en ti no hay mancha
8
Conmigo del Líbano, oh esposa, conmigo vendrás del Líbano; mirarás desde la cumbre de Amana, desde la cumbre del Senir y del Hermón; desde las guaridas de los leones, desde los montes de los tigres
9
Prendiste mi corazón, hermana, esposa mía; has preso mi corazón con uno de tus ojos, con una gargantilla de tu cuello
10
¡Cuán hermosos son tus amores, hermana, esposa mía! ¡Cuánto mejores que el vino tus amores, y el olor de tus ungüentos que todas las especias aromáticas
11
Panal de miel destilan tus labios, oh esposa; miel y leche hay debajo de tu lengua; y el olor de tus vestidos es como el olor del Líbano
12
Huerto cerrado eres, oh hermana, esposa mía; fuente cerrada, fuente sellada
13
Tus renuevos paraíso de granados, con frutos suaves, de alcanfor {Heb. rescate} y nardos
14
Nardo y azafrán, caña aromática y canela, con todos los árboles de incienso; mirra y áloes, con todas las principales especias
15
Fuente de huertos, pozo de aguas vivas, que corren del Líbano
16
Levántate, Aquilón, y ven, Austro; sopla sobre mi huerto, despréndanse sus aromas. Venga mi amado a su huerto, y coma de su dulce fruta