25
y destruyó aquellas ciudades y todo el valle y todos los habitantes de las ciudades y todo lo que crecía en la tierra.
26
Pero la mujer de Lot, que iba tras él, miró hacia atrás y se convirtió en una columna de sal.
27
Y Abraham se levantó muy de mañana, y fue al sitio donde había estado delante del SEÑOR;
28
y dirigió la vista hacia Sodoma y Gomorra y hacia toda la tierra del valle y miró; y he aquí, el humo ascendía de la tierra como el humo de un horno.
29
Y aconteció que cuando Dios destruyó las ciudades del valle, se acordó Dios de Abraham e hizo salir a Lot de en medio de la destrucción, cuando destruyó las ciudades donde habitaba Lot.
30
Subió Lot de Zoar y habitó en los montes, y sus dos hijas con él, pues tenía miedo de quedarse en Zoar. Y habitó en una cueva, él y sus dos hijas.
31
Entonces la mayor dijo a la menor: Nuestro padre es viejo y no hay ningún hombre en el país que se llegue a nosotras según la costumbre de toda la tierra.
32
Ven, hagamos que beba vino nuestro padre, y acostémonos con él para preservar nuestra familia por medio de nuestro padre.
33
Aquella noche hicieron que bebiera vino su padre, y la mayor entró y se acostó con su padre, y él no supo cuando ella se acostó ni cuando se levantó.
34
Y aconteció que al día siguiente la mayor dijo a la menor: Mira, anoche yo me acosté con mi padre; hagamos que beba vino esta noche también, y entonces entra tú y acuéstate con él, para preservar nuestra familia por medio de nuestro padre.
35
De manera que también aquella noche hicieron que bebiera vino su padre, y la menor se levantó y se acostó con él, y él no supo cuando ella se acostó ni cuando se levantó.
36
Y las dos hijas de Lot concibieron de su padre.
37
Y la mayor dio a luz un hijo, y lo llamó Moab; él es el padre de los moabitas hasta hoy.
38
Y en cuanto a la menor, también ella dio a luz un hijo, y lo llamó Ben-ammi; él es el padre de los amonitas hasta hoy.