19
Hijos míos, por quienes de nuevo sufro dolores de parto hasta que Cristo sea formado en vosotros,
20
quisiera estar presente con vosotros ahora y cambiar mi tono, pues perplejo estoy en cuanto a vosotros.
21
Decidme, los que deseáis estar bajo la ley, ¿no oís a la ley?
22
Porque está escrito que Abraham tuvo dos hijos, uno de la sierva y otro de la libre.
23
Pero el hijo de la sierva nació según la carne, y el hijo de la libre por medio de la promesa.
24
Esto contiene una alegoría, pues estas mujeres son dos pactos; uno procede del monte Sinaí que engendra hijos para ser esclavos; éste es Agar.
25
Ahora bien, Agar es el monte Sinaí en Arabia, y corresponde a la Jerusalén actual, porque ella está en esclavitud con sus hijos.
26
Pero la Jerusalén de arriba es libre; ésta es nuestra madre.
27
Porque escrito está: REGOCIJATE, OH ESTERIL, LA QUE NO CONCIBES; PRORRUMPE Y CLAMA, TU QUE NO TIENES DOLORES DE PARTO, PORQUE MAS SON LOS HIJOS DE LA DESOLADA, QUE DE LA QUE TIENE MARIDO.
28
Y vosotros, hermanos, como Isaac, sois hijos de la promesa.
29
Pero así como entonces el que nació según la carne persiguió al que nació según el Espíritu, así también sucede ahora.