1
Ahora pues, oh Israel, escucha los estatutos y los juicios que yo os enseño para que los ejecutéis, a fin de que viváis y entréis a tomar posesión de la tierra que el SEÑOR, el Dios de vuestros padres, os da.
2
No añadiréis nada a la palabra que yo os mando, ni quitaréis nada de ella, para que guardéis los mandamientos del SEÑOR vuestro Dios que yo os mando.
3
Vuestros ojos han visto lo que hizo el SEÑOR en el caso de Baal-peor, pues a todo hombre que siguió a Baal-peor, el SEÑOR vuestro Dios lo destruyó de en medio de ti.
4
Mas vosotros, que permanecisteis fieles al SEÑOR vuestro Dios, todos estáis vivos hoy.
5
Mirad, yo os he enseñado estatutos y juicios tal como el SEÑOR mi Dios me ordenó, para que hagáis así en medio de la tierra en que vais a entrar para poseerla.
6
Así que guardadlos y ponedlos por obra, porque esta será vuestra sabiduría y vuestra inteligencia ante los ojos de los pueblos que al escuchar todos estos estatutos, dirán: "Ciertamente esta gran nación es un pueblo sabio e inteligente."
7
Porque, ¿qué nación grande hay que tenga un dios tan cerca de ella como está el SEÑOR nuestro Dios siempre que le invocamos?