30
Te desposarás con una mujer, pero otro hombre se acostará con ella; edificarás una casa, pero no habitarás en ella; plantarás una viña, pero no aprovecharás su fruto.
31
Tu buey será degollado delante de tus ojos, pero no comerás de él; tu asno será arrebatado, y no te será devuelto; tu oveja será dada a tus enemigos, y no tendrás quien te salve.
32
Tus hijos y tus hijas serán dados a otro pueblo, mientras tus ojos miran y desfallecen por ellos continuamente, pero no habrá nada que puedas hacer.
33
Un pueblo que no conoces comerá el producto de tu suelo y de todo tu trabajo, y no serás más que un pueblo oprimido y quebrantado todos los días.
34
Y te volverás loco por lo que verán tus ojos.
35
Te herirá el SEÑOR en las rodillas y en las piernas con pústulas malignas de las que no podrás ser sanado, desde la planta de tu pie hasta la coronilla.
36
El SEÑOR te llevará a ti y a tu rey, al que hayas puesto sobre ti, a una nación que ni tú ni tus padres habéis conocido, y allí servirás a otros dioses de madera y de piedra.
37
Y vendrás a ser motivo de horror, proverbio y burla entre todos los pueblos donde el SEÑOR te lleve.
38
Sacarás mucha semilla al campo, pero recogerás poco, porque la langosta la devorará.
39
Plantarás y cultivarás viñas, pero no beberás del vino ni recogerás las uvas, porque el gusano se las comerá.
40
Tendrás olivos por todo tu territorio pero no te ungirás con el aceite, porque tus aceitunas se caerán.