19
como cuando uno huye de un león, y se encuentra con un oso, o va a casa, apoya la mano en la pared, y lo muerde una culebra.
20
¿No será tinieblas el día del SEÑOR, y no luz, oscuridad, y no resplandor?
21
Aborrezco, desprecio vuestras fiestas, tampoco me agradan vuestras asambleas solemnes.
22
Aunque me ofrezcáis holocaustos y vuestras ofrendas de grano, no los aceptaré; ni miraré a las ofrendas de paz de vuestros animales cebados.
23
Aparta de mí el ruido de tus cánticos, pues no escucharé siquiera la música de tus arpas.
24
Pero corra el juicio como las aguas y la justicia como una corriente inagotable.
25
¿Acaso me ofrecisteis sacrificios y ofrendas de cereal por cuarenta años en el desierto, oh casa de Israel?
26
Más bien, llevasteis a Sicut, vuestro rey, y a Quiyún, vuestros ídolos, la estrella de vuestros dioses que hicisteis para vosotros.
27
Yo os haré, pues, deportar más allá de Damascodice el SEÑOR, cuyo nombre es Dios de los ejércitos.