8
y arranqué el reino de la casa de David y te lo di a ti, pero tú no has sido como mi siervo David, que guardó mis mandamientos y me siguió de todo corazón, para hacer sólo lo que era recto a mis ojos;
9
sino que has hecho más mal que todos los que fueron antes de ti, y fuiste e hiciste para ti otros dioses e imágenes fundidas para provocarme a ira, y me arrojaste detrás de tus espaldas;
10
por tanto, he aquí, traigo mal sobre la casa de Jeroboam, y cortaré de Jeroboam a todo varón, tanto esclavo como libre en Israel; barreré completamente la casa de Jeroboam, como se barre el estiércol hasta que desaparece del todo.
11
'Cualquiera de los de Jeroboam que muera en la ciudad, se lo comerán los perros. Y el que muera en el campo, se lo comerán las aves del cielo; porque el SEÑOR ha hablado.'"
12
Y tú, levántate, vete a tu casa. Cuando tus pies entren en la ciudad, el niño morirá.
13
Y todo Israel hará duelo por él y lo sepultarán, pues sólo éste de la familia de Jeroboam irá a la sepultura, porque de la casa de Jeroboam, sólo en él fue hallado algo bueno hacia el SEÑOR, Dios de Israel.
14
Y el SEÑOR levantará para sí un rey sobre Israel que destruirá la casa de Jeroboam en este día, y de ahora en adelante.
15
El SEÑOR, pues, herirá a Israel, como se agita una caña en el agua, y El arrancará a Israel de esta buena tierra que dio a sus padres, y los esparcirá más allá del río Eufrates, porque han hecho sus Aseras , provocando a ira al SEÑOR.
16
Y abandonará a Israel a causa de los pecados que cometió Jeroboam y con los cuales hizo pecar a Israel.
17
Entonces la mujer de Jeroboam se levantó, se fue y llegó a Tirsa. Y al entrar ella por el umbral de la casa, el niño murió.
18
Y todo Israel lo sepultó e hizo duelo por él, conforme a la palabra que el SEÑOR había hablado por medio de su siervo, el profeta Ahías.