8
Y vino a mí la palabra del SEÑOR, diciendo:
9
Las manos de Zorobabel han puesto los cimientos de esta casa, y sus manos la acabarán. Entonces sabréis que el SEÑOR de los ejércitos me ha enviado a vosotros.
10
¿Pues quién ha menospreciado el día de las pequeñeces? Estos siete se alegrarán cuando vean la plomada en la mano de Zorobabel; estos son los ojos del SEÑOR que recorren toda la tierra.
11
Entonces hablé, y le dije: ¿Qué son estos dos olivos a la derecha y a la izquierda del candelabro?
12
Hablé por segunda vez, y le dije: ¿Qué son las dos ramas de olivo que están junto a los dos tubos de oro, que vierten de sí el aceite dorado?
13
Y me respondió, diciendo: ¿No sabes qué son éstos? Y yo dije: No, señor mío.
14
Entonces él dijo: Estos son los dos ungidos que están de pie junto al Señor de toda la tierra.