2
Al Señor busqué en el día de mi angustia; mi llaga desangraba de noche y no cesaba; mi alma no quería consuelo.
3
Me acordaba de Dios, y gritaba; me quejaba, y desmayaba mi espíritu. (Selah.)
4
Tenías los párpados de mis ojos abiertos ; estaba yo quebrantado, y no hablaba.
5
Consideraba los días desde el principio, los años de los siglos.
6
Me acordaba de mis canciones de noche; meditaba con mi corazón, y mi espíritu inquiría.
7
¿Desechará el Señor para siempre, y no volverá más a amar?
8
¿Se ha acabado para siempre su misericordia? ¿Se ha acabado la palabra suya para generación y generación?
9
¿Ha olvidado Dios el tener misericordia? ¿Ha encerrado con ira sus misericordias? (Selah.)
10
Y dije: Enfermedad mía es ésta ; me acordaré de los años de la diestra del Altísimo,
11
me acordaba de las obras de JAH; por tanto me acordé de tus maravillas antiguas.
12
Y meditaba en todas tus obras, y hablaba de tus hechos.
13
Oh Dios, en santidad es tu camino: ¿Qué Dios grande como el Dios nuestro ?
14
Tú eres el Dios que hace maravillas; tú hiciste notoria en los pueblos tu fortaleza.
15
Con tu brazo redimiste a tu pueblo, a los hijos de Jacob y de José. (Selah.)
16
Te vieron las aguas, oh Dios; te vieron las aguas, temieron; y temblaron los abismos.
17
Las nubes echaron inundaciones de aguas; tronaron los cielos, y discurrieron tus rayos.
18
Anduvo en derredor el sonido de tus truenos; los relámpagos alumbraron el mundo; la tierra se estremeció y tembló.
19
En el mar fue tu camino, y tus sendas en las muchas aguas; y tus pisadas no fueron conocidas.
20
Condujiste a tu pueblo como ovejas, por mano de Moisés y de Aarón.