5
Porque en la muerte no hay memoria de ti, ¿quién te loará en el sepulcro?
6
Heme consumido a fuerza de gemir; todas las noches inundo mi lecho, riego mi estrado con mis lágrimas.
7
Mis ojos están carcomidos de descontento; se han envejecido a causa de todos mis angustiadores.
8
Apartaos de mí, todos los obradores de iniquidad; porque el SEÑOR ha oído la voz de mi lloro.
9
El SEÑOR ha oído mi ruego; el SEÑOR ha recibido mi oración.
10
Se avergonzarán, y se turbarán mucho todos mis enemigos; se volverán y serán avergonzados de repente.