2
Echa mano al escudo y al pavés, y levántate en mi ayuda.
3
Saca la lanza, cierra contra mis perseguidores; di a mi alma: Yo soy tu salud.
4
Sean avergonzados y confundidos los que buscan mi alma; vuelvan atrás, y sean avergonzados los que mi mal piensan.
5
Sean como el tamo delante del viento; y el ángel del SEÑOR los acose.
6
Sea su camino oscuridad y resbaladeros; y el ángel del SEÑOR el que los persiga.
7
Porque sin causa escondieron para mí el hoyo de su red; sin causa hicieron hoyo para mi alma.
8
Véngale el quebrantamiento sin que lo sepa, y su red que escondió lo prenda; con quebrantamiento caiga en ella.
9
Y gócese mi alma en el SEÑOR; y alégrese en su salud.
10
Todos mis huesos dirán: SEÑOR, ¿quién como tú, que libras al pobre del más fuerte que él, y al pobre y menesteroso del que le despoja?
11
Se levantaron testigos falsos; me demandaron lo que no sabía;
12
me devolvieron mal por bien, hasta volver solo a mi alma.