3
Dichosos los que guardan juicio, los que hacen justicia en todo tiempo.
4
Acuérdate de mí, oh SEÑOR, en la buena voluntad para con tu pueblo; visítame con tu salud;
5
para que yo vea el bien de tus escogidos, para que me goce en la alegría de tu nación, y me gloríe con tu heredad.
6
Pecamos con nuestros padres, pervertimos, hicimos impiedad.
7
Nuestros padres en Egipto no entendieron tus maravillas; no se acordaron de la muchedumbre de tus misericordias; sino que se rebelaron junto al mar, en el mar Bermejo.
8
Los salvó por su Nombre, para hacer notoria su fortaleza.
9
Y reprendió al mar Bermejo, y lo secó; y les hizo ir por el abismo, como por un desierto.
10
Y los salvó de mano del enemigo, y los rescató de mano del adversario.
11
Y cubrieron las aguas a sus enemigos; no quedó uno de ellos.
12
Entonces creyeron a sus palabras, y cantaron su alabanza.
13
Se apresuraron, se olvidaron de sus obras; no esperaron en su consejo.
14
Se entregaron a un deseo desordenado en el desierto; y tentaron a Dios en la soledad.
15
Y él les dio lo que pidieron; mas envió flaqueza en sus almas.
16
Tomaron después celo contra Moisés en el campamento, y contra Aarón el santo del SEÑOR.
17
Se abrió la tierra, y tragó a Datán, y cubrió la compañía de Abiram.
18
Y se encendió el fuego en su compañía; la llama quemó los impíos.
19
Hicieron el becerro en Horeb, y adoraron a un vaciadizo.
20
Así trocaron su gloria por la imagen de un buey que come hierba.
21
Olvidaron al Dios de su salud, que había hecho grandezas en Egipto;
22
maravillas en la tierra de Cam, temerosas cosas sobre el mar Bermejo.
23
Y trató de destruirlos, a no haberse puesto Moisés su escogido al portillo delante de él, a fin de apartar su ira, para que no los destruyese.