11
Y cubrieron las aguas a sus enemigos; no quedó uno de ellos.
12
Entonces creyeron a sus palabras, y cantaron su alabanza.
13
Se apresuraron, se olvidaron de sus obras; no esperaron en su consejo.
14
Se entregaron a un deseo desordenado en el desierto; y tentaron a Dios en la soledad.
15
Y él les dio lo que pidieron; mas envió flaqueza en sus almas.
16
Tomaron después celo contra Moisés en el campamento, y contra Aarón el santo del SEÑOR.
17
Se abrió la tierra, y tragó a Datán, y cubrió la compañía de Abiram.
18
Y se encendió el fuego en su compañía; la llama quemó los impíos.
19
Hicieron el becerro en Horeb, y adoraron a un vaciadizo.
20
Así trocaron su gloria por la imagen de un buey que come hierba.
21
Olvidaron al Dios de su salud, que había hecho grandezas en Egipto;
22
maravillas en la tierra de Cam, temerosas cosas sobre el mar Bermejo.
23
Y trató de destruirlos, a no haberse puesto Moisés su escogido al portillo delante de él, a fin de apartar su ira, para que no los destruyese.
24
Y aborrecieron la tierra deseable; no creyeron a su palabra;
25
antes murmuraron en sus tiendas, y no oyeron la voz del SEÑOR.
26
Por lo que alzó su mano a ellos, para postrarlos en el desierto,
27
y humillar su simiente entre los gentiles, y esparcirlos por las tierras.
28
Se allegaron asimismo a Baal-peor, y comieron los sacrificios por los muertos.
29
Y ensañaron a Dios con sus obras, y aumentó la mortandad en ellos.
30
Entonces se puso Finees, y juzgó; y se detuvo la mortandad.
31
Y le fue contado a justicia de generación en generación para siempre.