7
a todos los que estáis en Roma, amados de Dios, llamados a ser santos: Gracia y paz tengáis de Dios nuestro Padre, y del Señor Jesús, el Cristo.
8
Primeramente, doy gracias a mi Dios por Jesús, el Cristo, acerca de todos vosotros, de que vuestra fe es predicada en todo el mundo.
9
Porque testigo me es Dios, al cual sirvo en mi espíritu en el Evangelio de su Hijo, que sin cesar me acuerdo de vosotros siempre en mis oraciones,
10
rogando, si al fin tendré, por la voluntad de Dios, próspero viaje para ir a vosotros.
11
Porque deseo veros, para repartir con vosotros algún don espiritual, para confirmaros;
12
para ser juntamente consolado con vosotros por la común fe, vuestra y mía.
13
Pero no quiero, hermanos, que ignoréis que muchas veces me he propuesto ir a vosotros (pero hasta ahora he sido estorbado), para tener también entre vosotros algún fruto, como entre los otros gentiles.
14
A griegos y a bárbaros, a sabios y a no sabios soy deudor.
15
Así que, en cuanto a mí, presto estoy a anunciar el Evangelio también a los que estáis en Roma.
16
Porque no me avergüenzo del Evangelio del Cristo, porque es potencia de Dios para dar salud a todo aquel que cree; al judío primeramente y también al griego.
17
Porque en él la justicia de Dios se descubre de fe en fe. Como está escrito: Mas el justo vivirá por la fe.