11
Sé sabio, hijo mío, y alegra mi corazón, y tendré qué responder al que me deshonrare.
12
El avisado ve el mal, y se esconde, mas los simples pasan, y llevan el daño.
13
Quítale su ropa al que fio al extraño; y al que fio a la extraña, tómale prenda.
14
El que bendice a su amigo en alta voz, madrugando de mañana, por maldición se le contará.
15
Gotera continua en tiempo de lluvia, y la mujer rencillosa, son semejantes;
16
el que la escondió, escondió el viento; porque el aceite en su mano derecha clama.
17
Hierro con hierro se aguza; y el hombre le da ánimo a su amigo.
18
El que guarda la higuera, comerá su fruto; y el que guarda a su señor, será honrado.
19
Como en agua el rostro corresponde al rostro, así el corazón del hombre al hombre.
20
El sepulcro y la perdición nunca se sacian; así los ojos del hombre nunca están satisfechos.
21
El crisol prueba la plata, y la hornaza el oro; y al hombre la boca del que lo alaba.