3
Y los príncipes de los sacerdotes le acusaban mucho.
4
Y le preguntó otra vez Pilato, diciendo: ¿No respondes algo? Mira de cuántas cosas te acusan.
5
Mas Jesús ni aun con eso respondió; de modo que Pilato se maravillaba.
6
Pero en el día de la fiesta les soltaba un preso, cualquiera que pidiesen.
7
Y había uno, que se llamaba Barrabás, preso con sus compañeros de motín que habían hecho muerte en una revuelta.
8
Y la multitud, dando voces, comenzó a pedir que hiciera como siempre les había hecho.
9
Y Pilato les respondió, diciendo: ¿Queréis que os suelte al Rey de los Judíos?
10
Porque conocía que por envidia le habían entregado los príncipes de los sacerdotes.
11
Mas los príncipes de los sacerdotes incitaron a la multitud, que les soltase antes a Barrabás.
12
Y respondiendo Pilato, les dice otra vez: ¿Qué pues queréis que haga del que llamáis Rey de los Judíos?
13
Y ellos volvieron a dar voces: Cuélguenlo de un madero.
14
Mas Pilato les decía: ¿Pues qué mal ha hecho? Y ellos daban más voces: Cuélguenlo de un madero.
15
Y Pilato, queriendo satisfacer al pueblo, les soltó a Barrabás, y entregó a Jesús, después de azotarle, para que fuese colgado de un madero.
16
Entonces los soldados le llevaron dentro del patio, es a saber al Pretorio; y convocan toda la cuadrilla.
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Y le vistieron de púrpura; y poniéndole una corona tejida de espinas,
18
Comenzaron luego a saludarle: ¡Salve, Rey de los Judíos!
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Y le herían su cabeza con una caña, y escupían en él, y le adoraban hincadas las rodillas.
20
Y cuando le hubieron escarnecido, le desnudaron la ropa de púrpura, y le vistieron sus propios vestidos, y le sacaron para colgarle del madero.
21
Y cargaron a uno que pasaba, (Simón Cireneo, padre de Alejandro y de Rufo, que venía del campo), para que llevase su madero.
22
Y le llevaron al lugar de Gólgota, que declarado quiere decir: Lugar de la Calavera.
23
Y le dieron a beber vino mezclado con mirra; mas él no lo tomó.