14
Y viniendo ellos, le dicen: Maestro, ya sabemos que eres hombre de verdad, y que no te cuidas de nadie; porque no miras a la apariencia de hombres, antes con verdad enseñas el camino de Dios: ¿Es lícito dar tributo a César, o no? ¿Daremos, o no daremos?
15
Entonces él, como entendía la hipocresía de ellos, les dijo: ¿Por qué me tentáis? Traedme la moneda para que la vea.
16
Y ellos se la trajeron y les dice: ¿De quién es esta imagen y esta inscripción? Y ellos le dijeron: De César.
17
Y respondiendo Jesús, les dijo: Pagad lo que es de César a César; y lo que es de Dios, a Dios. Y se maravillaron de ello.
18
Entonces vienen a él los saduceos, que dicen que no hay resurrección, y le preguntaron, diciendo:
19
Maestro, Moisés nos escribió, que si el hermano de alguno muriese, y dejase mujer, y no dejase hijos, que su hermano tome su mujer, y levante linaje a su hermano.
20
Fueron pues siete hermanos; y el primero tomó mujer, y muriendo, no dejó simiente;
21
y la tomó el segundo, y murió, y ni aquel tampoco dejó simiente; y el tercero, de la misma manera.
22
Y la tomaron los siete, y tampoco dejaron simiente; a la postre murió también la mujer.
23
En la resurrección, pues, cuando resucitaren, ¿de cuál de ellos será mujer? Porque los siete la tuvieron por mujer.
24
Entonces respondiendo Jesús, les dice: ¿No erráis por eso, porque no sabéis las Escrituras, ni la potencia de Dios?