5
Mas ellos pensaban dentro de sí, diciendo: Si dijéremos, del cielo, dirá: ¿Por qué, pues, no le creisteis?
6
Y si dijéremos, de los hombres, todo el pueblo nos apedreará; porque están ciertos que Juan era profeta.
7
Y respondieron que no sabían de dónde.
8
Entonces Jesus les dijo: Ni yo os digo con qué potestad hago estas cosas.
9
Y comenzó a decir al pueblo esta parábola: Un hombre plantó una viña, y la arrendó a labradores, y se ausentó por muchos tiempos.
10
Y al tiempo, envió un siervo a los labradores, para que le diesen del fruto de la viña; mas los labradores le hirieron, y enviaron vacío.
11
Y volvió a enviar otro siervo; mas ellos a éste también, herido y afrentado, le enviaron vacío.
12
Y volvió a enviar al tercero; mas ellos también a éste echaron herido.
13
Entonces el señor de la viña dijo: ¿Qué haré? Enviaré mi hijo amado; quizás cuando a éste vieren, tendrán respeto.
14
Mas los labradores, viéndole, pensaron entre sí, diciendo: Este es el heredero; venid, matémosle para que la heredad sea nuestra.
15
Y le echaron fuera de la viña, y le mataron. ¿Qué pues, les hará el señor de la viña?
16
Vendrá, y destruirá a estos labradores, y dará su viña a otros. Cuando ellos oyeron esto , dijeron: ¡Que no sea así!
17
Pero él mirándolos, dice: ¿Qué pues es lo que está escrito: La piedra que condenaron los edificadores, ésta fue por cabeza de esquina?
18
Cualquiera que cayere sobre aquella piedra, será quebrantado; mas sobre el que la piedra cayere, le desmenuzará.
19
Y procuraban los príncipes de los sacerdotes y los escribas echarle mano en aquella hora, porque entendieron que contra ellos había dicho esta parábola; mas temieron al pueblo.
20
Y acechándole enviaron espías que se simulasen justos, para sorprenderle en palabras, para que le entregasen al principado y a la potestad del gobernador.
21
Los cuales le preguntaron, diciendo: Maestro, sabemos que dices y enseñas bien, y que no tienes respeto a persona; antes enseñas el camino de Dios con verdad.
22
¿Nos es lícito dar tributo a César, o no?
23
Mas él , entendiendo la astucia de ellos, les dijo: ¿Por qué me tentáis?
24
Mostradme un denario. ¿De quién tiene la imagen y la inscripción? Y respondiendo dijeron: De César.
25
Entonces les dijo: Pues dad a César lo que es de César; y lo que es de Dios, a Dios.
26
Y no pudieron reprender sus palabras delante del pueblo; antes maravillados de su respuesta, callaron.
27
Y llegaron unos de los saduceos, los cuales niegan haber resurrección, le preguntaron,
28
diciendo: Maestro, Moisés nos escribió: Si el hermano de alguno muriere teniendo mujer, y muriere sin hijos, que su hermano tome la mujer, y levante simiente a su hermano.
29
Fueron, pues, siete hermanos; y el primero tomó mujer, y murió sin hijos.
30
Y la tomó el segundo, el cual también murió sin hijos.
31
Y la tomó el tercero; asimismo también todos siete, y no dejaron simiente, y murieron.
32
Y a la postre de todos murió también la mujer.
33
En la resurrección, pues, ¿mujer de cuál de ellos será? Porque los siete la tuvieron por mujer.
34
Entonces respondiendo Jesus, les dijo: Los hijos de este siglo se casan, y son dados en casamiento;
35
mas los que son tenidos por dignos de aquel siglo y de la resurrección de los muertos, ni se casan, ni son dados en casamiento;