10
El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel; y el que en lo muy poco es injusto, también en lo más es injusto.
11
Pues si en las malas riquezas no fuisteis fieles. ¿Quién os confiará lo verdadero?
12
Y si en lo ajeno no fuisteis fieles, ¿quién os dará lo que es vuestro?
13
Ningún siervo puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o se allegará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.
14
Y oían también todas estas cosas los fariseos, los cuales eran avaros, y se burlaban de él.
15
Y les dijo: Vosotros sois los que os justificáis a vosotros mismos delante de los hombres; pero Dios conoce vuestros corazones; porque lo que los hombres tienen por sublime, delante de Dios es abominación.
16
La ley y los profetas hasta Juan; desde entonces el Reino de Dios es anunciado, y quienquiera se esfuerza a entrar en él.
17
Pero más fácil cosa es pasar el cielo y la tierra, que frustrarse una tilde de la ley.
18
Cualquiera que repudia a su mujer, y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada del marido, adultera.
19
Había un hombre rico, que se vestía de púrpura y de lino fino, y hacía cada día banquete con esplendidez.
20
Había también un mendigo llamado Lázaro, el cual estaba echado a la puerta de aquel, lleno de llagas,
21
y deseando saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico; y aun los perros venían y le lamían las llagas.
22
Y aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham; y murió también el rico, y fue sepultado.
23
Y en el infierno alzó sus ojos, estando en los tormentos, y vio a Abraham de lejos, y a Lázaro en su seno.
24
Entonces él, dando voces, dijo: Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque soy atormentado en esta llama.
25
Y le dijo Abraham: Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro también males; mas ahora éste es consolado aquí , y tú atormentado.
26
Y además de todo esto, una grande sima está constituida entre nosotros y vosotros, que los que quisieren pasar de aquí a vosotros, no pueden, ni de allá pasar a nosotros.
27
Y dijo: Te ruego pues, padre, que le envíes a la casa de mi padre;
28
porque tengo cinco hermanos; para que les testifique, para que no vengan ellos también a este lugar de tormento.
29
Y Abraham le dice: A Moisés y a los profetas tienen; oigan a ellos.
30
El entonces dijo: No, padre Abraham; mas si alguno fuere a ellos de los muertos, se enmendarán.