65
Y hubo temor sobre todos los vecinos de ellos; y en todas las montañas de Judea fueron divulgadas todas estas cosas.
66
Y todos los que las oían, las conservaban en su corazón, diciendo: ¿Quién será este niño? Y la mano del Señor estaba con él.
67
Y Zacarías su padre fue lleno del Espíritu Santo, y profetizó, diciendo:
68
Bendito el Señor Dios de Israel, que ha visitado y hecho redención a su pueblo,
69
y nos alzó el cuerno de salud en la Casa de David su siervo,
70
como habló por boca de los santos que fueron desde el principio, sus profetas:
71
Salvación de nuestros enemigos, y de mano de todos los que nos aborrecieron;
72
para hacer misericordia con nuestros padres, y acordándose de su santo testamento;
73
del juramento que hizo a Abraham nuestro padre, que nos había de dar,
74
que sin temor librados de nuestros enemigos, le serviríamos
75
en santidad y en justicia delante de él, todos los días de nuestra vida.
76
Y tú, niño: profeta del Altísimo serás llamado; porque irás delante de la faz del Señor, para aparejar sus caminos;
77
dando conocimiento de salud a su pueblo, para remisión de sus pecados,
78
por las entrañas de misericordia de nuestro Dios, con que nos visitó de lo alto el amanecer,
79
para dar luz a los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte; para encaminar nuestros pies por camino de paz.
80
Y el niño crecía, y era confortado del Espíritu; y estuvo en los desiertos hasta el día que se mostró a Israel.