2
Y la mano de Madián prevaleció contra Israel. Y los hijos de Israel, por causa de los madianitas, se hicieron cuevas en los montes, y cavernas, y lugares fuertes.
3
Porque cuando los de Israel habían sembrado, subían los madianitas, y amalecitas, y los demás orientales. Subían contra ellos,
4
y asentando campamento contra ellos destruían los frutos de la tierra, hasta llegar a Gaza; y no dejaban qué comer en Israel, ni ovejas, ni bueyes, ni asnos.
5
Porque subían ellos y sus ganados, y venían con sus tiendas en grande multitud como langostas, que no había número en ellos ni en sus camellos; así venían a la tierra destruyéndola.
6
Era, pues , Israel en gran manera empobrecida por los madianitas; y los hijos de Israel clamaron al SEÑOR.
7
Y cuando los hijos de Israel hubieron clamado al SEÑOR, a causa de los madianitas,
8
el SEÑOR envió un varón profeta a los hijos de Israel, el cual les dijo: Así dijo el SEÑOR Dios de Israel: Yo os saqué de Egipto, y de la casa de servidumbre os saqué;
9
yo os libré de mano de los egipcios, y de mano de todos los que os afligieron, a los cuales eché de delante de vosotros, y os di su tierra.
10
Y os dije: Yo soy el SEÑOR vuestro Dios; no temáis a los dioses de los amorreos, en cuya tierra habitáis; mas no oísteis mi voz.
11
Y vino el ángel del SEÑOR, y se sentó debajo del alcornoque que está en Ofra, el cual era de Joás abiezerita; y su hijo Gedeón estaba sacudiendo el trigo en el lagar, para hacerlo esconder de los madianitas.
12
Y el ángel del SEÑOR se le apareció, y le dijo: el SEÑOR es contigo, varón esforzado y valiente.