20
Respondió el pueblo, y dijo: Demonio tienes; ¿quién te procura matar?
21
Jesús respondió, y les dijo: Una obra hice, y todos os maravilláis.
22
Cierto, Moisés os dio la circuncisión (no porque sea de Moisés, sino de los padres); y en sábado circuncidáis al hombre.
23
Si recibe un hombre la circuncisión en sábado, sin que la ley de Moisés sea quebrantada, ¿os enojáis conmigo porque en sábado hice sano del todo a un hombre?
24
No juzguéis según lo que parece, mas juzgad con justo juicio.
25
Decía entonces uno de los de Jerusalén: ¿No es éste al que buscan para matarlo?
26
Y he aquí, habla públicamente, y no le dicen nada; ¿han por ventura entendido verdaderamente los príncipes, que éste es el Cristo?
27
Mas éste, sabemos de dónde es; y cuando viniere el Cristo, nadie sabrá de dónde sea.
28
Entonces clamaba Jesús en el Templo, enseñando y diciendo: Y a mí me conocéis, y sabéis de dónde soy; pero no he venido de mí mismo; mas el que me envió es verdadero, al cual vosotros no ignoráis.
29
Pero yo le conozco, porque de él soy, y él me envió.
30
Entonces procuraban prenderle; mas ninguno puso en él mano, porque aún no había venido su hora.