10
Y le dice: Todo hombre pone primero el buen vino, y cuando ya están satisfechos, entonces lo que es peor; mas tú has guardado el buen vino hasta ahora.
11
Este principio de los señales hizo el Señor en Caná de Galilea, y manifestó su gloria; y sus discípulos creyeron en él.
12
Después de esto descendió a Capernaum, él, su madre, y sus hermanos, y sus discípulos; y estuvieron allí no muchos días.
13
Y estaba cerca la Pascua de los judíos; y subió Jesús a Jerusalén.
14
Y halló en el Templo a los que vendían bueyes, y ovejas, y palomas, y a los cambiadores de dinero sentados.
15
Y hecho un azote de cuerdas, los echó a todos del Templo, y las ovejas, y los bueyes; y derramó los dineros de los cambiadores, y trastornó las mesas;
16
y a los que vendían las palomas, dijo: Quitad de aquí esto; no hagáis la Casa de mi Padre casa de mercado.
17
Entonces se acordaron sus discípulos que está escrito: El celo de tu Casa me consumió.
18
Y los judíos respondieron, y le dijeron: ¿Qué señal nos muestras de que haces esto?
19
Respondió Jesús, y les dijo: Desatad este templo, y en tres días yo lo levantaré.
20
Dijeron luego los judíos: En cuarenta y seis años fue este templo edificado, ¿y tú en tres días lo levantarás?
21
Mas él hablaba del templo de su cuerpo.
22
Por tanto, cuando resucitó de los muertos, sus discípulos se acordaron que les había dicho esto; y creyeron a la Escritura, y a la palabra que Jesús había dicho.
23
Y estando en Jerusalén en la Pascua, en el día de la Fiesta, muchos creyeron en su nombre, viendo las señales que hacía.
24
Mas el mismo Jesús no se confiaba a sí mismo de ellos, porque él conocía a todos,
25
y no tenía necesidad que alguien le diese testimonio del hombre; porque él sabía lo que había en el hombre.