9
Aquella Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre que viene a este mundo.
10
En el mundo estaba, y el mundo fue hecho por él; y el mundo no le conoció.
11
A lo que era suyo vino, y los suyos no le recibieron.
12
Mas a todos los que le recibieron, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios, a los que creen en su Nombre;
13
los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.
14
Y aquella Palabra fue hecha carne, y habitó entre nosotros; (y vimos su gloria,) gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.
15
Juan dio testimonio de él, y clamó diciendo: Este es del que yo decía: El que viene tras de mí, es antes de mí; porque es primero que yo.
16
Y de su plenitud tomamos todos, y gracia por gracia.
17
Porque la ley por Moisés fue dada, mas la gracia y la verdad por Jesús, el Cristo, fue hecha.
18
A Dios nadie le vio jamás; el Unigénito hijo, que está en el seno del Padre, él nos lo declaró.
19
Y éste es el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron de Jerusalén sacerdotes y levitas, que le preguntasen: ¿Tú, quién eres?
20
Y confesó, y no negó; confesó que no era el Cristo.
21
Y le preguntaron: ¿Qué pues? ¿Eres tú Elías? Dijo: No soy. ¿Eres tú el profeta? Y respondió: No.
22
Le dijeron: ¿Pues quién eres? Para que demos respuesta a los que nos enviaron. ¿Qué dices de ti mismo?
23
Dijo: Yo soy la voz del que clama en el desierto: Enderezad el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías.
24
Y los que habían sido enviados eran de los fariseos.
25
Y le preguntaron, y le dijeron: ¿Por qué pues bautizas, si tú no eres el Cristo, ni Elías, ni profeta?
26
Y Juan les respondió, diciendo: Yo bautizo con agua; mas en medio de vosotros ha estado, quien vosotros no conocéis;
27
éste es el que ha de venir tras mí, el cual es antes de mí; del cual yo no soy digno de desatar la correa del zapato.
28
Estas cosas acontecieron en Betábara, al otro lado del Jordán, donde Juan bautizaba.
29
El siguiente día ve Juan a Jesús que venía a él, y dice: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.