17
¡Oh Señor DIOS! He aquí que tú hiciste el cielo y la tierra con tu gran poder, y con tu brazo extendido, ni hay nada que se esconda;
18
que haces misericordia en millares, y vuelves la maldad de los padres en el seno de sus hijos después de ellos; Dios grande, poderoso, el SEÑOR de los ejércitos es su Nombre;
19
grande en consejo, y magnífico en hechos, porque tus ojos están abiertos sobre todos los caminos de los hijos de los hombres, para dar a cada uno según sus caminos, y según el fruto de sus obras;
20
que pusiste señales y portentos en tierra de Egipto hasta este día, y en Israel, y en el hombre; y te has hecho nombre cual es este día;
21
y sacaste tu pueblo Israel de tierra de Egipto con señales y portentos, y con mano fuerte y brazo extendido, con terror grande;
22
y les diste esta tierra, de la cual juraste a sus padres que se la darías, tierra que mana leche y miel;
23
y entraron, y la poseyeron; mas no oyeron tu voz, ni anduvieron en tu ley; nada hicieron de lo que les mandaste hacer; por tanto has hecho venir sobre ellos todo este mal.
24
He aquí que con arietes han acometido la ciudad para tomarla; y la ciudad es entregada en mano de los caldeos que pelean contra ella, a causa de la espada, y del hambre y de la pestilencia; ha pues, venido, a ser lo que tú dijiste, y he aquí tú lo estás viendo.
25
Y tú Señor DIOS me dijiste a mí: Cómprate la heredad por dinero, y pon testigos; y la ciudad es entregada en manos de los caldeos.
26
Y vino palabra del SEÑOR a Jeremías, diciendo:
27
He aquí que yo soy el SEÑOR, Dios de toda carne; ¿por ventura se me encubrirá a mí alguna cosa?