8
Porque él dirá: Mis príncipes ¿no son todos reyes?
9
¿No es Calno como Carquemis; Hamat como Arfad; y Samaria como Damasco?
10
Como halló mi mano los reinos de los ídolos, siendo sus imágenes más que Jerusalén y Samaria;
11
Como hice a Samaria y a sus ídolos, ¿no haré también así a Jerusalén y a sus ídolos?
12
Mas acontecerá que después que el Señor hubiere acabado toda su obra en el Monte de Sion, y en Jerusalén, visitaré sobre el fruto de la soberbia del corazón del rey de Asiria, y sobre la gloria de la altivez de sus ojos.
13
Porque dijo: Con la fortaleza de mi mano lo he hecho, y con mi sabiduría; porque he sido prudente; y quité los términos de los pueblos, y saqueé sus tesoros, y derribé como valientes a los que estaban sentados;
14
y halló mi mano como nido las riquezas de los pueblos; y como se cogen los huevos dejados, así me apoderé yo de toda la tierra; y no hubo quien moviese ala, o abriese boca y graznase.
15
¿Se gloriará el hacha contra el que con ella corta? ¿Se ensoberbecerá la sierra contra el que la mueve? Como si el bordón se levantase contra los que lo levantan; como si se levantase la vara, ¿no es leño?
16
Por tanto el Señor DIOS de los ejércitos, enviará flaqueza sobre sus gordos; y debajo de su gloria encenderá encendimiento, como encendimiento de fuego.
17
Y la luz de Israel será por fuego, y su Santo por llama que abrase y consuma en un día sus cardos y sus espinas.
18
La gloria de su bosque y de su campo fértil consumirá, desde el alma hasta la carne; y vendrá a ser como abanderado en derrota.