14
Entonces Pedro dijo: Señor, no; porque ninguna cosa común e inmunda he comido jamás.
15
Y volvió la voz hacia él la segunda vez: Lo que Dios limpió, no lo ensucies.
16
Y esto fue hecho por tres veces; y el vaso volvió a ser recogido en el cielo.
17
Y estando Pedro dudando dentro de sí qué sería la visión que había visto, he aquí, los hombres que habían sido enviados por Cornelio, que, preguntando por la casa de Simón, llegaron a la puerta.
18
Y llamando, preguntaron si un Simón que tenía por sobrenombre Pedro, posaba allí.
19
Y estando Pedro pensando en la visión, le dijo el Espíritu Santo: He aquí, tres hombres te buscan.
20
Levántate, pues, y desciende, y no dudes de ir con ellos; porque yo los he enviado.
21
Entonces Pedro, descendiendo a los hombres que eran enviados por Cornelio, dijo: He aquí, yo soy el que buscáis; ¿cuál es la causa por la que habéis venido?
22
Y ellos dijeron: Cornelio, el centurión, varón justo y temeroso de Dios, y que tiene testimonio de toda la nación de los judíos, ha recibido respuesta por un santo ángel, de hacerte venir a su casa, y oír de ti palabras.
23
Entonces metiéndolos dentro, los hospedó. Y al día siguiente, levantándose, se fue con ellos; y le acompañaron algunos de los hermanos de Jope.
24
Y al otro día entraron en Cesarea. Y Cornelio los estaba esperando, habiendo llamado a sus parientes y los amigos más familiares.
25
Y cuando Pedro entró, salió Cornelio a recibirle; y derribándose a sus pies, adoró.
26
Y Pedro le levantó, diciendo: Levántate; yo mismo también soy hombre.
27
Y hablando con él, entró, y halló a muchos que se habían juntado.
28
Y les dijo: Vosotros sabéis que es abominable a un varón judío juntarse o llegarse a extranjero; mas me ha mostrado Dios que a ningún hombre llame común o inmundo;
29
por lo cual, llamado, he venido sin dudar. Así que pregunto: ¿por qué causa me habéis hecho venir?
30
Entonces Cornelio dijo: Hace cuatro días hasta esta hora yo estaba en ayuno; y a la hora novena mientras oraba en mi casa, he aquí un varón se puso delante de mí en vestido resplandeciente.
31
Y dijo: Cornelio, tu oración es oída, y tus limosnas han venido en memoria en la presencia de Dios.
32
Envía pues a Jope, y haz venir a un Simón, que tiene por sobrenombre Pedro; éste posa en casa de Simón, un curtidor, junto al mar; (el cual venido, te hablará).
33
Así que, luego envié a ti; y tú has hecho bien en venir. Ahora pues, todos nosotros estamos aquí en la presencia de Dios, para oír todo lo que Dios te ha mandado.
34
Entonces Pedro, abriendo su boca, dijo: En verdad hallo que Dios no hace acepción de personas;