13
Y acaeció que cuando vio ella que le había dejado su ropa en sus manos, y había huido fuera,
14
llamó a los de casa, y les habló diciendo: Mirad, nos ha traído un hebreo, para que hiciese burla de nosotros; vino él a mí para dormir conmigo, y yo di grandes voces;
15
y viendo que yo alzaba la voz y gritaba, dejó junto a mí su ropa, y huyó, y salió.
16
Y ella puso junto a sí la ropa de él, hasta que vino su señor a su casa.
17
Entonces le habló ella semejantes palabras, diciendo: El siervo hebreo que nos trajiste, vino a mí para deshonrarme;
18
y cuando yo alcé mi voz y grite, él dejó su ropa junto a mí, y huyó fuera.
19
Y sucedió que cuando oyó su señor las palabras que su mujer le hablara, diciendo: Así me ha tratado tu siervo; se encendió su furor.
20
Y tomó su señor a José, y le puso en la casa de la cárcel, donde estaban los presos del rey, y estuvo allí en la casa de la cárcel.
21
Mas el SEÑOR fue con José, y extendió a él su misericordia, y le dio gracia en ojos del príncipe de la casa de la cárcel.
22
Y el príncipe de la casa de la cárcel entregó en mano de José todos los presos que había en aquella prisión; todo lo que hacían allí, él lo hacía.
23
No veía el príncipe de la cárcel cosa alguna que en su mano estaba; porque el SEÑOR era con él, y lo que él hacía, el SEÑOR lo prosperaba.