8
Y llegó a Jerusalén en el mes quinto, el año séptimo del rey.
9
Porque el día primero del primer mes fue el principio de la partida de Babilonia, y al primero del mes quinto llegó a Jerusalén, según la buena mano de su Dios sobre él.
10
Porque Esdras había preparado su corazón para buscar la ley del SEÑOR, y para hacer y para enseñar a Israel sus mandamientos y juicios.
11
Y éste es el traslado de la carta que dio el rey Artajerjes a Esdras, sacerdote escriba; escriba de las palabras mandadas del SEÑOR, y de sus estatutos sobre Israel:
12
Artajerjes, rey de los reyes, a Esdras sacerdote, escriba perfecto de la ley del Dios del cielo y a Cheenet:
13
Por mí es dado mandamiento, que cualquiera que quisiere en mi reino, del pueblo de Israel y de sus sacerdotes y levitas, ir contigo a Jerusalén, vaya.
14
Porque de parte del rey y de sus siete consultores eres enviado a visitar (para reformar y corregir ) a Judea y a Jerusalén, conforme a la ley de tu Dios que está en tu mano;
15
y a llevar la plata y el oro que el rey y sus consultores voluntariamente ofrecen al Dios de Israel, cuya morada está en Jerusalén;
16
y toda la plata y el oro que hallares en toda la provincia de Babilonia, con las ofrendas voluntarias del pueblo y de los sacerdotes, que de su voluntad ofrecieren para la casa de su Dios que está en Jerusalén.
17
Por tanto con diligencia comprarás con esta plata becerros, carneros, corderos, y sus presentes y sus libaciones, y los ofrecerás sobre el altar de la casa de vuestro Dios que está en Jerusalén.
18
Y lo que tu y tus hermanos quisieren hacer con la otra plata y oro, hacedlo conforme a la voluntad de vuestro Dios.
19
Y los vasos que te son entregados para el servicio de la Casa de tu Dios, los restituirás delante de Dios en Jerusalén.
20
Y lo demás necesario para la Casa de tu Dios que te fuere menester dar, lo darás de la casa de los tesoros del rey.
21
Y por mí el rey Artajerjes es dado mandamiento a todos los tesoreros que están al otro lado del río, que todo lo que os demandare Esdras sacerdote, escriba de la ley del Dios del cielo, se le conceda luego,
22
hasta cien talentos de plata, y hasta cien coros de trigo, y hasta cien batos de vino, y hasta cien batos de aceite; y sal sin tasa.
23
Todo lo que es mandado por el Dios del cielo, sea hecho prestamente para la Casa del Dios del cielo; pues, ¿por qué habría de ser su ira contra el reino del rey y de sus hijos?
24
Y a vosotros os hacemos saber, que a todos los sacerdotes y levitas, cantores, porteros, netineos y ministros de la casa de éste Dios, ninguno pueda imponerles tributo, o pecho, o renta.
25
Y tú, Esdras, conforme a la sabiduría de tu Dios que tienes, pon por jueces y gobernadores, que gobiernen a todo el pueblo que está al otro lado del río, a todos los que tienen noticia de las leyes de tu Dios; y al que no la tuviere le enseñaréis.
26
Y cualquiera que no hiciere la ley de tu Dios, y la ley del rey, prestamente sea juzgado, o a muerte, o a desarraigo, o a pena de la hacienda, o a prisión.
27
Bendito sea el SEÑOR, Dios de nuestros padres, que puso tal cosa en el corazón del rey, para honrar la Casa del SEÑOR que está en Jerusalén.
28
Y sobre mí extendió misericordia delante del rey y de sus consultores, y de todos los príncipes poderosos del rey. Y yo, confortado según la mano de mi Dios sobre mí, junté los principales de Israel para que subiesen conmigo.