9
Y yo os hablé entonces, diciendo: Yo no puedo llevaros solo;
10
el SEÑOR vuestro Dios os ha multiplicado, y he aquí sois hoy vosotros como las estrellas del cielo en multitud.
11
¡El SEÑOR Dios de vuestros padres añada sobre vosotros como sois mil veces, y os bendiga, como os ha prometido!
12
¿Cómo llevaré yo solo vuestras molestias, vuestras cargas, y vuestros pleitos?
13
Dadme de entre vosotros, de vuestras tribus, varones sabios y entendidos y expertos, para que yo los ponga por vuestros jefes.
14
Y me respondisteis, y dijisteis: Bueno es hacer lo que has dicho.
15
Y tomé los principales de vuestras tribus, varones sabios y expertos, y los puse por príncipes sobre vosotros, príncipes de millares, y príncipes de cientos, y príncipes de cincuenta, y príncipes de diez, y gobernadores a vuestras tribus.
16
Y entonces mandé a vuestros jueces, diciendo: Oíd entre vuestros hermanos, y juzgad justamente entre el hombre y su hermano, y el que le es extranjero.
17
No tengáis respeto de personas en el juicio; así al pequeño como al grande oiréis; no tendréis temor de ninguno, porque el juicio es de Dios; y la causa que os fuere difícil, la traeréis a mí, y yo la oiré.
18
Os mandé, pues, en aquel tiempo, todo lo que habíais de hacer.
19
Y partidos de Horeb, anduvimos todo este desierto grande y temeroso que habéis visto, por el camino del monte del amorreo, como el SEÑOR nuestro Dios nos lo mandó; y llegamos hasta Cades-barnea.