8
Desde ahora, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que desean su venida.
9
Procura venir pronto a mí,
10
porque Demas me ha desamparado, amando este siglo, y se ha ido a Tesalónica; Crescente a Galacia, Tito a Dalmacia.
11
Lucas sólo está conmigo. Toma a Marcos, y traéle contigo; porque me es útil para el ministerio.
12
A Tíquico envié a Efeso.
13
Trae, cuando vinieres, el capote que dejé en Troas en casa de Carpo; y los libros, mayormente los pergaminos.
14
Alejandro el calderero me ha causado muchos males: Dios le pague conforme a sus hechos.
15
Guárdate tú también de él; que en grande manera ha resistido a nuestras palabras.
16
En mi primera defensa ninguno me ayudó, antes me desampararon todos; no les sea imputado.
17
Mas el Señor me ayudó, y me esforzó para que por mí fuese cumplida la predicación, y todos los gentiles oyesen; y fui librado de la boca del león.
18
Y el Señor me librará de toda obra mala, y me salvará para su Reino celestial, al cual sea gloria por los siglos de los siglos. Amén.
19
Saluda a Prisca y a Aquila, y a la casa de Onesíforo.
20
Erasto se quedó en Corinto; y a Trófimo dejé enfermo en Mileto.
21
Procura venir antes del invierno. Eubulo te saluda, y Pudente, y Lino, y Claudia, y todos los hermanos.
22
El Señor Jesús, el Cristo, sea con tu espíritu. La Gracia sea con vosotros. Amén.