12
si sufrimos, también reinaremos con él; si le negáremos, él también nos negará;
13
si fuéremos infieles, él permanece fiel; no se puede negar a sí mismo.
14
Esto aconseja, protestando delante del Señor. No tengas contienda en palabras, que para nada aprovecha, antes trastorna a los oyentes.
15
Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que traza bien la palabra de la verdad.
16
Mas evita profanas y vanas palabrerías; porque muy adelante irán en la impiedad.
17
Y la palabra de ellos carcomerá como gangrena; de los cuales son Himeneo y Fileto;
18
que se han descaminado de la verdad, diciendo que la resurrección es ya hecha, y trastornaron la fe de algunos.
19
Pero el fundamento de Dios está firme, el cual tiene este sello: Conoce el Señor a los que son suyos; y: Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo.
20
Mas en una casa grande, no solamente hay vasos de oro y de plata, sino también de madera y de barro; y asimismo unos para honra, y otros para deshonra.
21
Así que, el que se limpiare de estas cosas, será vaso para honra, santificado, y útil para los usos del Señor, y aparejado para toda buena obra.
22
Huye también de los deseos juveniles; y sigue la justicia, la fe, la caridad, la paz, con los que invocan al Señor de limpio corazón.
23
Pero las cuestiones locas y sin sabiduría, desecha, sabiendo que engendran contiendas.
24
Que el siervo del Señor no debe ser litigioso, sino manso para con todos, apto para enseñar, sufrido;
25
que con mansedumbre enseña a los que se resisten, si por ventura Dios les dé que se arrepientan y conozcan la verdad,
26
Y se conviertan del lazo del diablo, en que están cautivos, para hacer su voluntad.