23
Por mano de tus mensajeros has proferido injuria contra el Señor, y has dicho: Con la multitud de mis carros he subido a las cumbres de los montes; a las cuestas del Líbano, y cortaré sus altos cedros, sus hayas escogidas; y entraré a la morada de su término, al monte de su Carmel.
24
Yo he cavado y bebido las aguas ajenas, y he secado con las plantas de mis pies todos los ríos de munición.
25
¿Nunca has oído que desde largo tiempo atrás la hice yo, y de días antiguos la he formado? Y ahora la he hecho venir, y será para destrucción de ciudades fuertes en montones de ruinas.
26
Y sus moradores, cortos de manos, quebrantados y confusos, serán cual hierba del campo, como legumbre verde; heno de los tejados, que antes que venga a madurez es seco.
27
Yo he sabido tu asentarte, tu salir y tu entrar, y tu furor contra mí.
28
Por cuanto te has airado contra mí, y tu estruendo ha subido a mis oídos; por tanto yo pondré mi anzuelo en tus narices, y mi freno en tus labios, y yo te haré volver por el camino por donde viniste.
29
Y esto te será por señal: Este año comerás lo que nacerá de suyo, y el segundo año lo que volverá a nacer de suyo; y el tercer año haréis sementera, y segaréis, y plantaréis viñas, y comeréis el fruto de ellas.
30
Y lo que hubiere escapado, lo que habrá quedado de la casa de Judá, volverá a echar raíz abajo, y hará fruto arriba.
31
Porque saldrán de Jerusalén remanente, y salvación del monte de Sion; el celo del SEÑOR de los ejércitos hará esto.
32
Por tanto, el SEÑOR dice así del rey de Asiria: No entrará en esta ciudad, ni echará saeta en ella; ni vendrá delante de ella escudo, ni será echado contra ella baluarte.
33
Por el camino que vino se volverá, y no entrará en esta ciudad, dice el SEÑOR.