22
Y Ezequías habló al corazón de todos los levitas que tenían buena inteligencia para servir al SEÑOR. Y comieron los sacrificios de la fiesta por siete días, ofreciendo sacrificios pacíficos, y dando gracias al SEÑOR Dios de sus padres.
23
Y toda la multitud determinó que celebrasen otros siete días; y celebraron otros siete días con alegría.
24
Porque Ezequías rey de Judá había dado a la multitud mil toros y siete mil ovejas; y también los príncipes dieron al pueblo mil toros y diez mil ovejas; y muchos sacerdotes se santificaron.
25
Y toda la congregación de Judá se alegró, y los sacerdotes y levitas, y asimismo toda la multitud que había venido de Israel; y también los extranjeros que habían venido de la tierra de Israel, y los que habitaban en Judá.
26
Y se hicieron grandes alegrías en Jerusalén; porque desde los días de Salomón hijo de David rey de Israel, no hubo tal cosa en Jerusalén.
27
Y levantándose los sacerdotes levitas, bendijeron al pueblo; y la voz de ellos fue oída, y su oración llegó a la habitación de su santuario, al cielo.