8
Oh Jehová, Dios de los ejércitos, ¿Quién como tú? Poderoso eres, Jehová, Y tu verdad está en torno de ti.
9
Tú tienes dominio sobre la bravura de la mar: Cuando se levantan sus ondas, tú las sosiegas.
10
Tú quebrantaste á Rahab como á un muerto: Con el brazo de tu fortaleza esparciste á tus enemigos.
11
Tuyos los cielos, tuya también la tierra: El mundo y su plenitud, tú lo fundaste.
12
Al aquilón y al austro tú los criaste: Tabor y Hermón cantarán en tu nombre.
13
Tuyo el brazo con valentía; Fuerte es tu mano, ensalzada tu diestra.
14
Justicia y juicio son el asiento de tu trono: Misericordia y verdad van delante de tu rostro.
15
Bienaventurado el pueblo que sabe aclamarte: Andarán, oh Jehová, á la luz de tu rostro.
16
En tu nombre se alegrarán todo el día; Y en tu justicia serán ensalzados.
17
Porque tú eres la gloria de su fortaleza; Y por tu buena voluntad ensalzarás nuestro cuerno.
18
Porque Jehová es nuestro escudo; Y nuestro rey es el Santo de Israel.
19
Entonces hablaste en visión á tu santo, Y dijiste: Yo he puesto el socorro sobre valiente; He ensalzado un escogido de mi pueblo.
20
Hallé á David mi siervo; Ungílo con el aceite de mi santidad.
21
Mi mano será firme con él, Mi brazo también lo fortificará.
22
No lo avasallará enemigo, Ni hijo de iniquidad lo quebrantará.
23
Mas yo quebrantaré delante de él á sus enemigos, Y heriré á sus aborrecedores.
24
Y mi verdad y mi misericordia serán con él; Y en mi nombre será ensalzado su cuerno.
25
Asimismo pondré su mano en la mar, Y en los ríos su diestra.
26
El me llamará: Mi padre eres tú, Mi Dios, y la roca de mi salud.
27
Yo también le pondré por primogénito, Alto sobre los reyes de la tierra.
28
Para siempre le conservaré mi misericordia; Y mi alianza será firme con él.
29
Y pondré su simiente para siempre, Y su trono como los días de los cielos.
30
Si dejaren sus hijos mi ley, Y no anduvieren en mis juicios;
31
Si profanaren mis estatutos, Y no guardaren mis mandamientos;
32
Entonces visitaré con vara su rebelión, Y con azotes sus iniquidades.
33
Mas no quitaré de él mi misericordia, Ni falsearé mi verdad.
34
No olvidaré mi pacto, Ni mudaré lo que ha salido de mis labios.
35
Una vez he jurado por mi santidad, Que no mentiré á David.
36
Su simiente será para siempre, Y su trono como el sol delante de mí.
37
Como la luna será firme para siempre, Y como un testigo fiel en el cielo. (Selah.)
38
Mas tú desechaste y menospreciaste á tu ungido; Y te has airado con él.
39
Rompiste el pacto de tu siervo; Has profanado su corona hasta la tierra.
40
Aportillaste todos sus vallados; Has quebrantado sus fortalezas.
41
Menoscabáronle todos los que pasaron por el camino: Es oprobio á sus vecinos.
42
Has ensalzado la diestra de sus enemigos; Has alegrado á todos sus adversarios.
43
Embotaste asimismo el filo de su espada, Y no lo levantaste en la batalla.
44
Hiciste cesar su brillo, Y echaste su trono por tierra.
45
Has acortado los días de su juventud; Hasle cubierto de afrenta. (Selah.)
46
¿Hasta cuándo, oh Jehová? ¿te esconderás para siempre? ¿Arderá tu ira como el fuego?
47
Acuérdate de cuán corto sea mi tiempo: ¿Por qué habrás criado en vano á todos los hijos del hombre?
48
¿Qué hombre vivirá y no verá muerte? ¿Librarás su vida del poder del sepulcro? (Selah.)
49
Señor, ¿dónde están tus antiguas misericordias, Que juraste á David por tu verdad?
50
Señor, acuérdate del oprobio de tus siervos; Oprobio que llevo yo en mi seno de muchos pueblos.
51
Porque tus enemigos, oh Jehová, han deshonrado, Porque tus enemigos han deshonrado los pasos de tu ungido.
52
Bendito Jehová para siempre. Amén, y Amén.